14 de marzo de 2011

Intervención del Programa de Investigación del CIEC:
               "Cine, psicoanálisis y otras miradas"
     
Coordinadora: Diana Paulozky

Integrantes: José Vidal, Mariana Gomez, Jorge Assef, 
Jorge Castillo, Gisella Smania, Pilar Ordoñez, 
Claudia Lijtinstens, Beatriz Gregoret.



Un poco más del empuje al goce a través del cine

Sabemos que vivimos en la  época del sin límite, lo que quiere decir una época carente de deseo, porque es justamente el límite, la prohibición, la falta, lo que lo provoca.

Cuando la regla es el goce, todo responde a un imperativo insensato de gozar más. Si eres feliz tienes que serlo un poco más…y eso no cesa. ¿Hasta qué punto se puede gozar? ¿Cómo ser feliz, cuando la felicidad se ha convertido en una imposición? El mandato excluye la pregunta del para qué, del hacia dónde ir.

Como psicoanalistas sabemos que el empuje al goce, es un empuje hacia la muerte, en las diferentes formas que esta adicción  pueda tomar. Lo que importa es el más, lo que sea, pero al máximo!

El fundamentalismo  es un ejemplo de cómo la insensatez llevada a su extremo, toma la forma de  imperativo y aparece como toda respuesta a  la objetivación del hombre.
           
            El cine, que hoy ocupa el lugar que la literatura tomaba en otra época, (Flaubert, Balzac)  se hace cargo de captar ese real y así lo trasmite. Es lo que trata la película palestina “El paraíso ahora” de Abu Assad, que es enfocada desde el punto de vista de dos hombres-bomba. Más allá del planteo ético, la película que trabaja el tema de la mirada, provoca la nuestra. La provoca en el sentido que nos muestra que el escenario que queda libre por la falta de ideales, es llenado por el imperativo sin más. El dogmatismo, la rigidez, el exceso, vienen al lugar del vacío.

El director no sólo opone el mártir al colaboracionista, lo más elevado con lo más bajo (siempre lo más!) sino que revela como el hombre- bomba, que realiza el acto suicida, lo hace como acto reivindicatorio de un padre estigmatizado como colaborador-

Es en esa tensión de sin padre, que el acto suicida cobra sentido- “Prefiero el paraíso en mi mente, a este infierno”- dice el personaje. Y en el inteligente final, de un silencio que anticipa el estruendo, el suicida, el hombre-objeto,  nos interpela con su mirada.

Peliculas como “La ola” de Dennis Gansel; “Elephant” de Gus Van Sant; “5 minutos de gloria” de Oliver Sischtreguel; nos muestran de que diversos modos, el imperativo del goce, puede llevar a lo peor. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario