30 de mayo de 2011

El IX Seminario Internacional del CIEC terminó, pero no así su tema.
Los Ecos siguen resonando, abriendo líneas de investigación y de debate. Con interrogantes y referencias de textos nuevos, en la perspectiva de la agenda en marcha: Enapol V en Río de Janeiro, Junio 2011, y el Congreso de la AMP en Bs.As., en abril 2012.
Los invitamos a leer algunos de esos ECOS en el BLOG.


Escribiré en este blog una resonancia mínima de tan solo tres palabras:
La obra incómoda
Sugeriría que  el lector, coloque sus propios acentos afectos y sus signos de puntuación, enunciación  

Valiéndome para esta reseña de un título un poco  extenso:

Los atriles incomodaron a los intérpretes,  quienes   no comprendían  lo que sucedería, al caer la tarde del viernes en el Seminario Internacional del CIEC-- cuando fueron presentadas las publicaciones del Campo Freudiano en Córdoba. Situadas  en ese territorio de  desliteratura y Lituraterra. Tierra de tachadura,  vacío- medio- actuante,  entre teoría y práctica, autor y lector,  que juega seriamente con la fixión de ser proyecto,  ensayo, ejercitación, borrador, boceto, work- in- progress, etc… En definitiva textos  Mediodicho haciéndose ante el lector…  Si  un  editor  contrata los servicios de un corrector de estilo es para recuperar  La lúnula a los lectores  Enigmas del cuerpo  que han escapado  Grullas  de entre las páginas de la obra que  se está escribiendo, persiguiendo Contingencia a los  plagiarios por anticipación  y los innovadores tardíos Apostillas. No es que se trate  de la extravagancia en las publicaciones  psicoanalíticas, pero si de una escritura propia de la  incomodidad del objeto a,   para despertar al lector Exordio del sueño confortable del sentido. Seria en  su propuesta lúdica, convoca a  la pluralidad de  estilos y orienta a los lectores a  una obra que se abre a su autoría. Aunque el  imperio del mundo íntimo y personal del autor o del lector se reduce a su mínima expresión. Inútil buscar aquí  esa ficción de espejo de papel que posee el resto de la literatura. Es porque se evita intencionadamente la capacidad mítica del arte,  que las publicaciones psicoanalíticas  cumplen su designio lacaniano de poubellicationes, .junto con  los mejores exponentes de literatura inconfortable quienes como Queneau,  pueden plasmar en  la obra un papel desmitificador del propio hecho literario. Agregaríamos  aquí a Samuel Beckett que según Lacan salva el honor de la literatura, con su despalabra y estética del fracaso. Con perpleja desazón nos hemos contemplado en un extraño espejo cóncavo que nos refleja como un collage de discursos, como un entrecruzamiento de ejercicios de estilo entre cuya algarabía balbuceamos y gesticulamos los que a nosotros mismos nos venimos considerando, no sin paradoja, lectores de escritos de psicoanálisis. Apostamos ir del collage  a cierto bricolage  de los autores para superar el desafío de las coerciones que impone tomar la palabra y hablar al Otro social a la altura de la época  sin degradar al  psicoanálisis Para que el psicoanálisis no sea un timo orientarse por el timón del síntoma.  No solo la desenfadada ausencia de mítica o ir mas allá del padre, propiciaría la ironía y la posibilidad de  socavar los tópicos vetustos  esas dicotomías tradicionales entre forma/ fondo, serio/ cómico,  escritura/ literatura. Sino que en la praxis del psicoanálisis, fundamentalmente orientarse por la invariante lacaniana de la no relación: que entre rutina e invención  ubica los operadores de conexión. Siendo la letra ese borde del saber que vira de lo literal a lo litoral.-

Si cuando lees, escribes; tu trazo dibuja la letra. Si la tinta corre por ríos de estilo, no se guarece en la rugosidad del papel que la espera. Ni se entrega  a la huella  del movimiento de la mano que la crea. Y si un  azul agudo llueve sobre un cielo níveo, las gotas templadas como letras, caerán. Antes se amontonarán, se separarán y al fin  formaran palabras nunca escritas. Palabras pluviales que  en un remolino se disolverán. Precipitando luego  en un aguacero mancha.
Tus ojos las escucharan  perecer,  como pájaros de tinta.

Carolina Córdoba
En la obra incomoda se presentaron las siguientes publicaciones: Mediodicho Publicación de  la EOL Sección Córdoba, Colección Grullas, Cuadernillos Seminario Anuales, Ciclo de conferencias y La Lúnula del CIEC revista virtual del Area de Publicaciones del CIEC, Revistas de los Departamentos y Programas del CIEC: Enigmas del Cuerpo, Contingencia, Apostillas del T y A y Exordio.
Intervinieron: Rosa Yurevich, Pilar Ordoñez, Alvaro Stella, Ana Gallegos, Eduardo Abello, Mariana Gomez, Estela Carrera, Silvia Perassi, Javier Cabrera, Carolina Córdoba. Coordinados por: Gabriela Dargenton




ECOS …                                           
                                              Por Cristina Martínez de Bocca

Lo dicho por  M.H.Brousse en el Seminario Internacional del CIEC, me hizo pensar en  dos cuestiones respecto al  porvenir del Psicoanálisis:

1-    La vinculación hoy  del mandato superyoico a “las servidumbres voluntarias”, tema del próximo Foro  a realizarse este mes de junio  en Madrid  
2-    El destino del superyó, en tanto estructural,  en una experiencia analítica.

La evaluación silencia justamente la servidumbre del sujeto a la imposición de borrar su enunciación, ceder en su deseo, no tomar la palabra. Ponerse él mismo como esclavo de una voz que se convierte en mandato, en el  intento  de rearmar un  Otro sin tachadura.

Ahí el superyó “se enlaza a la perversión…para el neurótico (a diferencia del perverso que necesita que el juego continúe) es una apuesta mortal” (1)
Pura pulsión de muerte, goce masoquista de la docilidad.
Detengámonos en el término “voluntario”:  no solo es  decir sí a las técnicas de evaluación, también se trata de la voluntad de goce del sujeto en su búsqueda de completar al Otro, tapar su agujero, en la búsqueda de un goce absoluto, todo.

Lacan, a partir del Seminario XVI desimaginariza el superyó: no es la madre, no es una persona,  es estructural, es un goce que tiene que ver con la palabra, “algo en el objeto a que escapará siempre a la Ley” (2).
En una experiencia analítica que permita al sujeto hacer entrar su deseo en el “a” irreductible  ¿no sería la enseñanza y la escritura un destino analítico de la voz superyoica?

1 y 2: M.H.Brousse: Seminario Internacional del CIEC. Notas personales.




Con un poco de atrevimiento
Por Beatriz Udenio

La audiencia de más de 400 personas esperaba inquieta y dispuesta a comenzar con la intensa actividad propuesta por el CIEC para ese fin de semana. Los colegas  organizadores iban y venían verificando que todo estuviera pronto para el vasto programa de dos días. Una Córdoba espléndida, soleada, se sumaba al emprendimiento.
Las expectativas eran justificadas: se trataba del IX Seminario Internacional, para el que se había elegido un tema atractivo y actual: el Superyó. Y una invitada apreciada por la comunidad analítica del Campo freudiano: Marie-Hélène Brousse, quien cruzó el charco desde París a Córdoba, para animar este Seminario.
Bordeando el Seminario, los organizadores pergeñaron un programa con varias mesas en conexión con el tema propuesto. Títulos ingeniosos, con referencia al cuerpo, las adicciones, el trabajo con niños, el trabajo interdisciplinar, la presencia de los medios virtuales, la actualidad de las publicaciones, y las discusiones clínicas, se proponían como la trama que encontraría en el Seminario su punto de apoyo.

Situamos el comienzo del trabajo de Seminario sobre el superyó en un lugar éxtimo: una conferencia en la Universidad. Allí, el anzuelo cosechó su pesca. Si un ejemplo vigente del imperativo tal como se propone en el mercado de consumo es el lema de Coca-cola “Enjoy”, algunos sujetos esclarecidos –como los artistas- responden “I can´t get no satisfaction…” (alusión al conocido tema de Los Rolling Stones)
Tenemos allí la estructura elemental del asunto: aunque el mercado proponga/demande “enjoy”, la respuesta irónica no se hace esperar: enjoy por completo, es imposible, aunque trate y trate y trate, la satisfacción se escurre.
“Como habitualmente, el artista precede al psicoanalista en su interpretación de los imperativos contemporáneos” -M.H Brousse, citando a Lacan– y lo hace “dentro del mismo discurso”. Esto me pareció crucial. Con la multiplicidad de objetos-signo que inundan hoy en día el mercado, volviéndose más y más adictivos, la cuestión es qué puede poner un límite a esta cultura del “Más”, del “develamiento”, de  la impotencia para decir que No. Al menos sabemos que los artistas hallan un modo.

Con esto, el seminario en sí estaba preparado para comenzar. Dejaremos a cada lector de la versión que ha de publicarse que organice su propio recorrido de lectura. Haré el mío. Me interesa, más bien, ubicar el clima y el contexto en que se desarrolló.
La conferencista mostró, desde el inicio, que lo que presentaría era un trayecto de lectura en Freud y en Lacan, en busca de articulaciones, puntuaciones, problemas, que le permitieran explorar el imperativo en la época. Les recomendaría detenerse en las referencias bibliográficas que utilizó; búsquenlas, intérnense en cada una para verificar allí las ideas salientes propuestas: la docilidad humana como un peligro para el porvenir, los usos y abusos del acto de mandar, mostrarán intersecciones entre el campo moral y el político. Otras referencias los llevarán a los problemas clínicos y doctrinales que nos interrogan siempre: la confusión superyó/ideal del yo; el superyó tributario del campo del lenguaje; el superyó que es la ley pero también es su destrucción.
Una cuestión devino esencial: la conexión entre aquello a lo que siempre se vuelve en el dispositivo analítico –un objeto-, con el superyó. Para ello, una referencia de Lacan se tornará crucial en la argumentación: el Seminario 16 –De Otro al otro. Allí, Lacan se desapega del Edipo y de su heredero, con lo que el superyó ya no es considerado una persona ni una instancia psíquica. Entonces, ¿qué deviene el superyó en estos planteos de Lacan? Habrá que esperar para refrendar en el Seminario 18 –De un discurso que no fuera del semblante- que el superyó ES la voz que dice “¡Goza!”
Y de allí, la conclusión del seminario: “¿Podemos pensar que el superyó es la función que en la contemporaneidad reemplaza a la función de nominación?” Si es así, el mandamiento del mercado “enjoy” va de la mano de reforzar el superyó. Es un “decir que sí” que introduce en lo peor del goce. Allí justo donde el “decir que no” sería una vía posible de situar las virtudes de admitir que hay imposible, sin caer en la impotencia.
De un plumazo, M.-H. Brousse lograba articular lo más evidente de las dificultades parentales para educar a su cría, en esta época, y lo más propio de la apuesta analítica: que el objeto no funciona como objetivo, conquista, posesión, algo a ob-tener, sino que es causa de deseo. El objeto no es un objeto en sí, sino algo que causa el deseo.
Por ello es solidario de otra afirmación psicoanalítica: decir que hay lo imposible y reconocerlo es lo único que puede alejarnos de la impotencia. El ingenio de los artistas –como los Rolling Stones- pone en evidencia que decir que “nada es imposible” es falso y que lleva a la impotencia. Por más que “I try, and I try, and I try…I can´t get no satisfaction”. Y el discurso analítico se sitúa en la misma vía.

El tiempo apretado  - otro imperativo de la época que el voluminoso programa no pudo evitar- nos condujo vertiginosamente hacia el final. Del que me interesa recortar la mesa sobre medios de comunicación y la de despedida y agradecimientos. Allí, el ingenio de los preparativos se hizo notar. twitter,  power point, música a todo lo que da, sacudieron a la sala. Y cierta cuota de atrevimiento, que en ocasiones, nos hace falta.




Ecos que abren camino al Congreso de la AMP Buenos Aires 2012
Por Jorge Assef

Mayo en nuestra ciudad estuvo marcada por un acontecimiento que fue más allá de la comunidad analítica, la presencia de Marie-Hélène Brousse en Córdoba dejó huellas, y aún resuenan los ecos de su paso. En el exhaustivo trabajo que transmitió en el marco del Seminario Internacional del CIEC, Brousse planteó un estudio del concepto de Superyó que trazó un recorrido  por la obra de Lacan en un estilo en el cual la elucidación clínica permaneció profundamente vinculada con los fenómenos de nuestro tiempo. Marie- Hélène problematizó entonces los efectos que el discurso hipermoderno tiene en el Superyó, por lo tanto en las configuraciones subjetivas de la época.
Al inicio del seminario M-H Brousse recordó que en sus primeros escritos, cuando interroga los efectos de la Segunda Guerra Mundial  en la sociedad francesa e inglesa, Lacan llega a la conclusión que la guerra demostró “el peligro de la docilidad”, más adelante Brousse se explayó en la diferencia que hay entre “obedecer la ley” y ser “dócil al mando”. Luego cuando se refirió a la declinación de la figura paterna destacando que, en nuestra sociedad actual, en lugar del padre que tiene el poder metafórico de nombrar aparecen los padres que “dicen que sí” y refuerzan la voz imperativa del Superyó, o los padres que buscando la autoridad en lo real (el ejemplo del objeto que impide a los niños cerrar una puerta) transforman la interdicción en impotencia, en ambos casos lo que tenemos es la ausencia del “no”.
El punto es que el “no” abre una puerta a la transgresión y permite así el acceso del sujeto a la vía del deseo, no se trata de ser dócil sino de poder servirse del padre para ir más allá.
Estos ecos que dejó el Seminario Internacional sobre los efectos del discurso contemporáneo en la subjetividad, nos abren algunos de los interrogantes que nos conducen hacia nuestro próximo Congreso de la AMP: ¿Qué sucede con el deseo si el “no” brilla por su ausencia?, ¿cuáles son las docilidades que vemos asomarse como futuros riesgos en nuestra época? ¿docilidades ante qué tipo de nuevos imperativos?, ¿imperativos inspirados en qué si no se sostienen en la autoridad?...
Siguiendo el binomio de Umberto Eco no diríamos que los psicoanalistas seremos “apocalípticos”, tal vez tampoco “integrados”, mas bien intérpretes que lejos de la docilidad reconocen en la cultura su partenaire y aceptan el desafío, “… existe la práctica lacaniana o, más bien, existirá, pues se trata de inventarla”[1]





[1] Miller, J-A: “Una fantasia”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis N3, pág. 13.

2 de mayo de 2011

Usted podrá encontrar a continuación los siguientes avances en la investigación hacia el Seminario Internacional:

- Reseñas de las: "4 intervenciones sobre 'La ética del superyó'. Algunas cuestiones y puntuaciones para el Seminario Internacional del CIEC", realizadas en el Hospital Neuropsiquiátrico Provincial.

- Anuncio conferencias de Marie-Hélène Brousse en la Universidad Nacional de Córdoba y en el Museo Evita, más spot del Museo.

- Un avance del "Programa de lectura e investigación: El psicoanálisis en la cultura", coordinado por César Mazza. 

- Un avance del Programa "Temas de frontera entre el Psicoanalisis y Medicina del CIEC" coordinado por Marta Goldenberg.

- Entrevista de Mediodicho -publicación de la EOL Cba- 
  a Marie-Hélène Brousse.

- Dos avances del Programa de Investigación del CIEC "Cine, psicoanálisis y   otras miradas" coordinado por Diana Paulozky.

- Una presentación de la Hemeroteca del CIEC: "Rock and blog: Cinco notas que sacudieron al mundo", coordinado por Carolina Córdoba.

Reseña sobre la I° Intervención de "La ética del Superyo"  
Afinidad del Superyo con el goce femenino  

El pasado miércoles 9 de marzo se comenzó con la primera de la serie de cuatro intervenciones sobre “La ética del superyó”, que proponen puntuar y debatir cuestiones que nos introducen en el tema del próximo Seminario Internacional. Esta vez, Hilda Vittar y Claudia Lijtinstens, nos transmitieron hasta qué punto el superyó es un goce que tiene que ver con lo femenino. ¿Qué decimos con superyó-femenino? Que es un goce supeditado al no-todo, ilimitado, una voluntad implacable que puede ir desde el máximo de privación, como en la anorexia, hasta el obtener satisfacciones extraordinarias, sin parar. Hoy las figuras del superyó hacen creer que es posible tapar lo que falta, de este modo los sujetos se encuentran también con la muerte.  
¿Qué se propone un análisis respecto del goce femenino y el superyo? Mientras el superyo introduce la ética de la pulsión de muerte, el psicoanálisis produce el vaciamiento del Otro y su consecuente separación, orientándose por síntoma.


Silvia Perassi



Reseña sobre la II° Intervención de "La ética del Superyo"  
El derecho al goce es un mandato
El miércoles 23 de Marzo tuvo lugar la segunda intervención sobre “La ética del Superyo”. Jorge Castillo y Martha Sivadón debatieron a partir de la afirmación que convocaba a la misma:  “El derecho al goce es un mandato”, deducida del planteo Lacaniano en el Seminario 20. En relación a ello, se planteó un recorrido alrededor del pensamiento histórico sobre la conducta humana, desde Aristóteles con su ética del discurso perfecto y virtuoso al cual debían conducirse los hombres, pasando por Kant con su teoría del Imperativo categórico como ley Universal para todos los hombres hasta Sade que plantea al placer como única brújula del hacer humano.
Lacan nos hace saber que Freud dio un giro al planteo de Aristóteles, al decir, con su teoría de las pulsiones y de más allá del principio de placer, que los bienes son bienes en sí mismos; y al colocar al SuperYo como herencia del Complejo de Edipo el imperativo categórico de Kant deja de ser universal, racional y extimo al sujeto para unirse a la pulsión y convertirse en un Imperativo de goce.
¿Por qué el derecho al goce es un mandato? Justamente porque la ley se une a la pulsión, siendo el Superyo el camuflaje de la pulsión. Así, el Imperativo mismo es el goce, lo que resta es la angustia.
Ubicándonos en nuestra época el mandato es universal y ordena a gozar de los objetos. Cuál es la respuesta del Psicoanálisis? Siempre la de lo singular, ni lo de Aristóteles en la búsqueda del Bien único, ni lo de Kant en la obediencia de un Imperativo categórico universal, ni lo de Sade en el sostén de una relación sexual que no existe.    


Marcela Piumetto




Reseña sobre la III° Intervención de "La ética del Superyo"  
Lo quieres, lo compras, lo dejas   
El miércoles 6 de abril tuvo lugar la tercera intervención sobre “La ética del superyó”, bajo el título: “Lo quieres, lo compras, lo dejas”.
Beatriz Gregoret recordó que Marie-Hélène Brousse plantea en la actualidad un superyó con un funcionamiento más ligado al objeto que al Ideal. En una equivalencia del ser con el tener y frente a la múltiple oferta de objetos del mercado, se produce una devaluación del objeto y es en ese mismo movimiento donde el sujeto, identificado al objeto, cae como desecho.
Álvaro Stella se refirió al superyó como una ley de coacción, insensata, que puede manifestarse en un hacer desenfrenado, sin límites; con una vertiente de extrañeza para el sujeto. Planteó tres vertientes del superyó: una imaginaria, con el rechazo de la palabra y los efectos que se observan en las figuras obscenas actuales, otra simbólica en tanto ley, S1 que ordena gozar y una vertiente Real en tanto voz insensata. El discurso del analista produce un obstáculo en el circuito perpetuo y alienante del superyó, socializa el goce y permite regularlo, instalando el deseo como lo imposible del goce.
Natalia Andreini señaló cómo los objetos de consumo del mercado se imponen con un valor de goce, que lejos de dejar en la insatisfacción del objeto a, siempre perdido, renuevan el imperativo de consumir. En el tratamiento de las toxicomanías planteó como estrategia proponer un objeto intercambiable, frente al objeto único de goce con que el sujeto llega.


Mariana Bella



Reseña sobre la IV° Intervención de "La ética del Superyo" 
Satisfacción, culpa y angustia 
El pasado 20 de abril se realizó en Hospital Neuropsiquiátrico Provincial la cuarta y última intervención sobre ‘La ética del Superyó’, cuyo título fue ‘Satisfacción, culpa y angustia’.
La mesa tuvo como referencia la práctica clínica de la RED de la EOL y del CIEC, y las interpretaciones que de los datos relevados de dicha práctica es posible formalizar.
Adriana Laión propuso anexar dos significantes a la serie satisfacción-culpa-angustia: el problema de la mujer en la madre, y los síntomas en el cuerpo; significantes que en la investigación abierta a partir de la clínica de la RED es posible situar como instancias de la clínica del malestar en la cultura contemporáneo, presentado predominantemente a partir de la dimensión de los lazos.
Cristina de Bocca centró un interrogante: ¿cómo se manifiesta la culpa a nivel del goce mortífero?  Planteó, apoyándose en la lectura de la práctica clínica del Instituto, que no ha desaparecido el sentimiento de culpa en la época, sino que está lejos de subjetivarse; vinculando la culpa entonces a un goce silencioso cercano a la mortificación subjetiva, traducido en una angustia inespecífica al momento de situar el padecimiento en quienes consultan.  Casos en los que el superyó está vinculado a lo sin palabra, y que abren al debate en torno a las relaciones del superyó con la voz, como también a la dimensión escópica.
La mesa estuvo animada por Antonia Caparroz, y en el debate la época, la no relación, la contingencia, el psicoanálisis puro, el final de análisis, el desapego, el fantasma, el nuevo amor, el sujeto supuesto saber, entre otros conceptos, polarizados por la brújula del deseo del analista para dar respuesta a la complejidad de la clínica actual.


Fernando Mó 

30 de marzo de 2011

28 de marzo de 2011

 
     Programa "Temas de Frontera entre el Psicoanálisis y la Medicina"

La división del sujeto contra sí mismo.

 "….Parecería que el psicoanalista tan sólo para ayudar al sujeto debería estar a salvo de esa patología la cual no se inserta, como se ve, en nada menos que en una  ley de hierro"… (Lacan, J. Dirección de la Cura pag. 246).

Lacan en los años 58,  nos dice de la identificación al analista y más precisamente al Superyó del analista; deja sentado, que en la formación uno debe estar advertido de esta  “tentación” identificatoria.

Esta cita nos sirve para introducir algunas preguntas que vamos recortando en la investigación del Programa “Temas de Frontera entre el Psicoanálisis y la Medicina”
  
En el Malestar en la cultura, (1929-30) Freud articula al Superyó con la división del sujeto contra sí mismo. Esto se escucha en el discurso de un paciente: “¿Puede ser que uno se haga daño a sí mismo. Porqué, si yo sé lo que me pasa… no puedo hacer nada a favor de mi vida?”

Pregunta que insiste en nuestros consultorios y  en los de los médicos. 

Hoy,  causados por la temática propuesta por Marie-Hélène Brousse,   nos interrogamos ante hechos de discurso como los que se presentan en la clínica, donde escuchamos a sujetos que después de un cáncer se les hace un “click” en su vida, y comienzan a revalorizar lo que han postergado, o nunca “se permitieron” hacer.

¿Qué  es lo que entra en juego allí, en ese estrecho límite entre la vida y la muerte? Entendemos que es una vacilación del sujeto, que sólo puede ser escuchada y alojada por el analista, desde  otra dimensión, cuando el analista en su propio análisis y formación ha podido tramitar sus imperativos de goce; sólo así: “…me dio un aviso…”, “…esto es una señal ...”  “… debo tomar la vida desde otro ángulo…” devendrá en otra enunciación que trace una línea y un punto y haga  de tope a esa fuerza que como la define Lacan es del orden de un imperativo que manda y dice : Goza!.
  
S. Freud en el cap. VII del Malestar en la cultura, ya conceptualiza la génesis del Superyo. Dice que su origen es la agresión reenviada a su punto de partida, al propio yo.  Es la articulación del Superyo con la división del sujeto contra si-mismo y por lo tanto con la pulsión de muerte. Freud construye así esta instancia, la del Superyó no sólo como la que prohíbe y regula el goce sino que es fundamentalmente: pulsión de muerte.( Isabelle  Durand, Freudiana 48)

El impacto en el cuerpo, es lo que convoca a un espacio compartido, lúnula, con el  discurso médico.  Juntura que tanto al médico como al analista, muestra  la  insensatez  del cuerpo del parlêtre que  a mayor sacrificio y renuncia, más refuerza el Superyó.

Lejos entonces de ser una ley que regula, moraliza y distiende en el sentido de mitigar, aliviar, al contrario; atrae a sentir placer en las desgracias. De eso se toma el sujeto, regocijándose en el dolor.

La tesis de Lacan como dice Isabelle Durand, fue la división del sujeto contra sí mismo.

 Al respecto, recuerdo lo que  Eric Laurent respondió  a un periodista que le interrogaba sobre la especialidad del analista: el psicoanalista se especializa en la barra del sujeto, en aquello que  lo divide, sosteniendo la división como causa del propio sujeto, estar hoy a la altura de la época, es estar advertidos del canto de las sirenas de un Superyó que ha desplazado de su cenit al "a”.
  
Cuales son las respuestas que van en contra de ese sentido común de creer que el sujeto busca su bien? Este acontecimiento MHB  convoca a tener en cuenta en la formación del analista los principios del psicoanálisis, y que en lugar de dos caras, como la que se le atribuye al Superyó, a hay un camino claro de hacer barrera al goce a favor del deseo.

 
Marta Goldenberg
Lira Castro