2 de mayo de 2011


Reseña sobre la I° Intervención de "La ética del Superyo"  
Afinidad del Superyo con el goce femenino  

El pasado miércoles 9 de marzo se comenzó con la primera de la serie de cuatro intervenciones sobre “La ética del superyó”, que proponen puntuar y debatir cuestiones que nos introducen en el tema del próximo Seminario Internacional. Esta vez, Hilda Vittar y Claudia Lijtinstens, nos transmitieron hasta qué punto el superyó es un goce que tiene que ver con lo femenino. ¿Qué decimos con superyó-femenino? Que es un goce supeditado al no-todo, ilimitado, una voluntad implacable que puede ir desde el máximo de privación, como en la anorexia, hasta el obtener satisfacciones extraordinarias, sin parar. Hoy las figuras del superyó hacen creer que es posible tapar lo que falta, de este modo los sujetos se encuentran también con la muerte.  
¿Qué se propone un análisis respecto del goce femenino y el superyo? Mientras el superyo introduce la ética de la pulsión de muerte, el psicoanálisis produce el vaciamiento del Otro y su consecuente separación, orientándose por síntoma.


Silvia Perassi



Reseña sobre la II° Intervención de "La ética del Superyo"  
El derecho al goce es un mandato
El miércoles 23 de Marzo tuvo lugar la segunda intervención sobre “La ética del Superyo”. Jorge Castillo y Martha Sivadón debatieron a partir de la afirmación que convocaba a la misma:  “El derecho al goce es un mandato”, deducida del planteo Lacaniano en el Seminario 20. En relación a ello, se planteó un recorrido alrededor del pensamiento histórico sobre la conducta humana, desde Aristóteles con su ética del discurso perfecto y virtuoso al cual debían conducirse los hombres, pasando por Kant con su teoría del Imperativo categórico como ley Universal para todos los hombres hasta Sade que plantea al placer como única brújula del hacer humano.
Lacan nos hace saber que Freud dio un giro al planteo de Aristóteles, al decir, con su teoría de las pulsiones y de más allá del principio de placer, que los bienes son bienes en sí mismos; y al colocar al SuperYo como herencia del Complejo de Edipo el imperativo categórico de Kant deja de ser universal, racional y extimo al sujeto para unirse a la pulsión y convertirse en un Imperativo de goce.
¿Por qué el derecho al goce es un mandato? Justamente porque la ley se une a la pulsión, siendo el Superyo el camuflaje de la pulsión. Así, el Imperativo mismo es el goce, lo que resta es la angustia.
Ubicándonos en nuestra época el mandato es universal y ordena a gozar de los objetos. Cuál es la respuesta del Psicoanálisis? Siempre la de lo singular, ni lo de Aristóteles en la búsqueda del Bien único, ni lo de Kant en la obediencia de un Imperativo categórico universal, ni lo de Sade en el sostén de una relación sexual que no existe.    


Marcela Piumetto




Reseña sobre la III° Intervención de "La ética del Superyo"  
Lo quieres, lo compras, lo dejas   
El miércoles 6 de abril tuvo lugar la tercera intervención sobre “La ética del superyó”, bajo el título: “Lo quieres, lo compras, lo dejas”.
Beatriz Gregoret recordó que Marie-Hélène Brousse plantea en la actualidad un superyó con un funcionamiento más ligado al objeto que al Ideal. En una equivalencia del ser con el tener y frente a la múltiple oferta de objetos del mercado, se produce una devaluación del objeto y es en ese mismo movimiento donde el sujeto, identificado al objeto, cae como desecho.
Álvaro Stella se refirió al superyó como una ley de coacción, insensata, que puede manifestarse en un hacer desenfrenado, sin límites; con una vertiente de extrañeza para el sujeto. Planteó tres vertientes del superyó: una imaginaria, con el rechazo de la palabra y los efectos que se observan en las figuras obscenas actuales, otra simbólica en tanto ley, S1 que ordena gozar y una vertiente Real en tanto voz insensata. El discurso del analista produce un obstáculo en el circuito perpetuo y alienante del superyó, socializa el goce y permite regularlo, instalando el deseo como lo imposible del goce.
Natalia Andreini señaló cómo los objetos de consumo del mercado se imponen con un valor de goce, que lejos de dejar en la insatisfacción del objeto a, siempre perdido, renuevan el imperativo de consumir. En el tratamiento de las toxicomanías planteó como estrategia proponer un objeto intercambiable, frente al objeto único de goce con que el sujeto llega.


Mariana Bella



Reseña sobre la IV° Intervención de "La ética del Superyo" 
Satisfacción, culpa y angustia 
El pasado 20 de abril se realizó en Hospital Neuropsiquiátrico Provincial la cuarta y última intervención sobre ‘La ética del Superyó’, cuyo título fue ‘Satisfacción, culpa y angustia’.
La mesa tuvo como referencia la práctica clínica de la RED de la EOL y del CIEC, y las interpretaciones que de los datos relevados de dicha práctica es posible formalizar.
Adriana Laión propuso anexar dos significantes a la serie satisfacción-culpa-angustia: el problema de la mujer en la madre, y los síntomas en el cuerpo; significantes que en la investigación abierta a partir de la clínica de la RED es posible situar como instancias de la clínica del malestar en la cultura contemporáneo, presentado predominantemente a partir de la dimensión de los lazos.
Cristina de Bocca centró un interrogante: ¿cómo se manifiesta la culpa a nivel del goce mortífero?  Planteó, apoyándose en la lectura de la práctica clínica del Instituto, que no ha desaparecido el sentimiento de culpa en la época, sino que está lejos de subjetivarse; vinculando la culpa entonces a un goce silencioso cercano a la mortificación subjetiva, traducido en una angustia inespecífica al momento de situar el padecimiento en quienes consultan.  Casos en los que el superyó está vinculado a lo sin palabra, y que abren al debate en torno a las relaciones del superyó con la voz, como también a la dimensión escópica.
La mesa estuvo animada por Antonia Caparroz, y en el debate la época, la no relación, la contingencia, el psicoanálisis puro, el final de análisis, el desapego, el fantasma, el nuevo amor, el sujeto supuesto saber, entre otros conceptos, polarizados por la brújula del deseo del analista para dar respuesta a la complejidad de la clínica actual.


Fernando Mó 

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